Hemos Comido…en El Pajar de Somavilla atraídos por las terceras jornadas gastronómicas de las alubias autóctonas.
El Pajar de Somavilla. Regentado por Ángel Andrés Pérez, que también ejerce de cocinero, programa para todos los meses de noviembre una edición de sus jornadas gastronómicas de las alubias autóctonas. El éxito que tuvo esta iniciativa en las dos ediciones anteriores justifica plenamente esta tercera jornada.
Angel es un cocinero sin prisas es consciente que la calidad del ingrediente es una clave fundamental, y el guiso a fuego lento, como se hacía antaño es otro de los ingredientes principales de estas jornadas, cocciones de tres cuatro y alguna que otra hora más.
Seis son las raciones que conforman estas jornadas entre las que se puede elegir caricos, el cocido montañés, las pintas con chorizo, las pochas con almejas, las alubias con pato y los judiones de la Granja con perdiz.
Durante el tiempo que duran las jornadas tenemos un menú de 14€ por persona donde se comienza por una de las raciones antes mencionadas a repetir y termina con un postre casero, el café y el té con orujo.
Otra de las propuestas de las jornadas son un menú de 17€ por persona donde se comienza con un entrante de la carta y una de las raciones antes mencionadas y termina con un postre casero, el café y el té con orujo.
De primero comencé con unos judiones de la Granja con perdiz. Una de las joyas de la gastronomía segoviana, el judión de La Granja, toma su nombre del municipio de La Granja de San Ildefonso. Allí se cultiva única y exclusivamente la variedad blanca, también conocida por los nombres de “blanco de España” o “judía de España”.
Llamado judión por su gran tamaño, esta legumbre sorprende por ser muy tierna y sabrosa, algo que quizá no se espera de ella debido a su gran calibre. El judión ha sido tradicional en la provincia de Segovia aunque su cultivo se ha extendido por otras zonas de Castilla y León.
Se trata de un producto de gran calidad, que se distingue por su extraordinaria suavidad tras la necesaria cocción, incluso si se consumen varios días después de haberse guisado.
Y de segundo uno de mis cántabros preferidos, bacalao con tomate, un generoso lomo de bacalao hecho a la perfección, se le notaban esas iriscencias tan características de este pescado cuando esta guisado justo en su punto y un guiso muy pero que muy tradicional, el bacalao rebozado y acompañado de una artesana y casera salsa de tomate, una delicia. Venía acompañado de unas patatas panadera un tomatito cherry y dos hojas de ensalada, delicioso, generoso y justo de punto.
El lugar terminó lleno por algo, yo creo que una correcta relación calidad precio y unos guisos tradicionalmente buenos, la atención del personal fue de lo más correcta, unas jornadas recomendables.
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