Una gran cantidad de Cántabros no sabe que hasta hace poca más de un siglo Cantabria era famosa por sus vinos por sus chacolís.
Con la llegada de la filoxera se perdió este modo de vida y se relego a la zona de Liébana donde se siguieron elaborando vinos. También influyó mucho la explotación del pasto para la leche y en las zonas más pobladas la necesidad de huertas para abastecer a los ciudadanos hubo dos motivos uno económico y otro por la plaga de la filoxera.
De hace unos años a estas fechas se ha retomado esta tradición y contamos desde entonces con una cantidad de bodegas que se intentan abrir paso en este difícil mundo del vino, primero por ser plantaciones de pequeño tamaño y en segundo lugar por la juventud de estas plantaciones sobre todo en la zona de la costa.
En Cantabria tenemos dos indicaciones geográficas protegidas, Costa de Cantabria y Vinos de La Tierra de Liébana una para los blancos de la costa y otra para los tintos de interior, de Liébana. Aunque están autorizados otros vinos en ambas zonas de producción.
Añadido a estas plantaciones se destila el famoso orujo y otras destilaciones con menos arraigo, pero con un gran éxito.
En el mundo de la cerveza la tradición manda, una bebida que según los eruditos ya tomaban los cántabros y que formo parte de nuestra dieta hasta no hace mucho, contamos con unas cuantas microcervecerias de gran éxito y otra que llega a exportar a casi todo el mundo. En Santander tuvimos una de las más importantes cerveceras de España, la Cruz Blanca.
Como en otras ocasiones os recuerdo la frase de Andrew, nuestro cervecero más internacional “Piensa Global Bebe Local”, creo que con esto queda todo dicho, ahora es la hora de echar una mano y conocer lo que producimos.
Por El Mule
Sin duda este artículo está escrito en tiempos difíciles para todos; tiempos de encierro y cuarentena, alejados de nuestras familias y amigos. Pero también son tiempos difíciles para todos los productores, los mencionados en este listado y los que no están, pero que también nos acordamos de ellos.
Por eso necesitamos que, cuando acabe esta pesadilla y podamos salir a la calle, incluir en nuestra Dieta Cantábrica el producto local; son productos de calidad, de cercanía y elaborados con toda la ilusión del mundo.
Porque los bares son necesarios.