Hemos Comido…ciento cincuenta platos distintos de caza. Pues va a ser que no, pero hemos pasado una velada excepcional con Floren Bueyes como anfitirón.
La verdad es que no estaría mal tener estomago para probar todos los platos que conforman estas jornadas, pero dudo que alguien sea capaz de conseguirlo en una sola sesión. Eso sí, vimos gente tachando de la lista lo que iba probando o sea que calculo que al menos lo estaban intentando. Al final lo logre, asistir a estas maravillosas jornadas.
A la entrada del comedor estaba Walter García en una de sus retrasmisiones radiofónicas, hablando de deportes como es habitual en su programa.
El despliegue de medios es aún más impactante cuando te encuentras el comedor lleno, con unos trescientos comensales y cantidad de personal atendiendo, unos recogiendo, otros sirviendo, otros al vino, más el personal que se ocupa de recepción y por supuesto el de cocina. Un importante despliegue de medios humanos.
Todos atentos, intentando agradar lo más posible. Resumiendo, el personal que atiende las jornadas es inigualable, un lugar perféctamente atendido.
El buffet se organiza, en primer lugar, con una serie de patés, sopas y cremas, alubias, lentejas, caricos con caza, los arroces. Otras entradas son los carpaccios y los embutidos, las menestras, los timbales, las croquetas de caza. Intentar enumerarlo todo resulta prácticamente imposible, por lo que dejo una fotografía de la carta. Si se pincha encima sale a tamaño real.
La comida con Floren
Había quedado para comer con Floren y a la hora convenida apareció. Enseguida nos presentamos en el comedor y comenzamos con nuestro periplo por el mundo de la caza. Me dejé llevar por la sabiduría culinaria de Floren, que sirvió un primer plato de pates, carpaccios, todos buenísimos, también había un escabechado de perdiz buenísimo, un escabechado muy suave. Un primer acercamiento de lo más interesante.
Continué con un cacillo de alubias de la granja, otro de caricos y otro de alubias tolosanas. Todas ellas en olla ferroviaria, acompañadas de carne de caza. Todo muy suave y las legumbres se deshacían en todos los casos. Una pena no haber probado otras ollas diferentes, pero este tipo de platos son prácticamente para comer únicamente de ello.
Continuamos con solomillo de venado, buenísimo, una pequeña porción pero más que suficiente para degustar otro tipo de caza.
Perdiz en escabeche, un escabeche suave, yo soy un enamorado de estos platos, tambien buenisimo.
Y por último muflón, una carne que no había probado nunca y me dejó prendado por su fuerte sabor, resultó ser el descubrimiento del día.
A partir de aquí tomamos una degustación de postres, se encargó de elegirlos también Floren. Pude observar que con los postres había un apartado muy amplio de quesos de Cantabria.
El equipo de cocina que dirige Diego Nicas siempre sorprende con algunas elaboraciones o productos novedosos. Estas jornadas permiten conocer desde un punto de vista gastronómica nuevas especies, muchas de ellas poco habituales en las cartas de los restaurantes, tales como el muflón que tanto nos sorprendió, el gamo, el ganso, la perdiz, las codornices, el corzo, la liebre, el faisán, el pato, los malvises, el conejo, el venado, el jabalí, los pichones, la paloma.
Resumiendo, las jornadas merecen la pena las mires por donde las mires. La pena es que mañana domingo 10 de marzo se acaben y nos vuelva a quedar otro año de por medio para asistir a las XVII Jornadas gastronómicas de la caza.