Hemos Comido…en Cahecho en el restaurante Posada Casa Lamadrid, todo un referente a la hora de hablar de cocido lebaniego.
Tras muchos años, oyendo hablar a mi amigo Ignacio Vidal Agenjo, del mejor cocido lebaniego de Cantabria, nos remangamos y fuímos a Cahecho, un pueblecito precioso, situado a escasos 7 km de Potes, se accede por la carretera comarcal que sale de Ojedo, pueblo pegado a Potes, de lo más empinado que he visto, allí debió de perder el mechero uno que yo me sé; Cahecho está enclavado en la montaña, posee unas vistas descomunales de los Picos de Europa y está rodeado de naturaleza viva por toda su extensión.
En este fantástico pueblo se encuentra La Posada Lamadrid, un establecimiento muy acogedor y clásico regentado por Lina y su familia, tiene habitaciones para pasar unos días estupendos disfrutando a tope del mundo rural, ofrecen actividades deportivas como rutas a caballo, y además tiene un pequeño bar y un comedor en el que se puede degustar los manjares de la zona.
Llegamos sobre las 13h45´ tomamos un blanquito en la preciosa terraza con vistas a Los Picos de Europa, con sol y una fantástica temperatura, nos dieron una generosa tapa de aceitunas aliñadas, había otra mesa más.
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A eso de las 14h45´pasamos a comer, después de estar en la gloria en la terraza, nos sentamos en el comedor, nos atendió el hijo de los dueños, muy educado y agradable, especulamos un poco viendo la carta y pensando en picar algo y un plato, pero realmente habíamos ido a probar ese fantástico cocido lebaniego que tanta fama tenía, así que dicho y hecho, cocido para dos.
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Es una maravilla porque para los que no les gusta la sopa y el repollo, existe la opción de tomar sólo los garbanzos y el compango, nosotros somos todo terreno y pedimos el completo, salvo el repollo que no nos va mucho; empezamos por la sopa, con ese color rojizo y un fideo fino exquisito, perdí la cuenta de los cazos que nos echamos ya que te dejan la perola para que te sirvas al gusto, vinieron a retirarnos los platos pero como buenos comedores preferimos seguir con el hondo y disfrutar de la segunda parte, unos garbanzos pequeñitos que se deshacen en la boca, no es necesario ni acompañarlos con la sopa aunque hay mucha gente que lo prefiera, el jamón cocido saladito y sabroso, la carne guisada en su punto, el chorizo ni muy graso ni muy fuerte, en su sitio y por último no sé como se llaman pero unas bolas de pan rebozadas que se salen del mapa, toda una alegoría al buen comer, estuvimos a la altura de las circunstancias y conseguimos que sólo quedaran unos pocos de garbanzos.
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Dejamos un poco de hueco para el postre, aquí llegó la ecatombe, las propuestas caseras eran las tres joyas de la cocina clásica rural, arroz con leche, flan de queso y natillas, obviamos el primero y nos decantamos por los dos últimos, el flan de queso, mi amigo Ricardo Ezcurdia me dijo: “pruebalo y luego te van a entrar ganas de quedarte allí a vivir” y las natillas, son mi debilidad y superó mis expectativas ambos rayando la perfección de los golosos. La comida la acompañamos con Protos del 2014, ribera rico y muy pintado para la ocasión.
Al café y al chupito nos invitaron, una sana costumbre que está en vías de extinción y que reconforta enormemente al cliente; después de este maravilloso homenaje, sólo tuvimos en nuestro pensamiento volver muy pronto, sobre todo por el magnífico trato recibido y por la cocina tradicional familiar que se palpa en el ambiente.
La iglesia 2 39571 Cahecho Cabezón de Liébana 942730366