Hemos Comido…en Los Jamoneros, un bar de barrio con unas raciones exorbitantes, bien cocinado y centrado en pescados y mariscos.
Septiembre 2013. Llevas años pasando por el mismo sitio viendo las fachadas de los edificios, miras pero no ves y de repente alguien te enseña algo que pasa delante de tu vista todos los días y que no ves, es el caso de este lugar cercano a mi casa y con una panadería justo en frente a la que suelo ir los fines de semana a coger el pan.
Quede allí con Agus, anfitrión y conocedor de las bondades del lugar, entrar con Agus en cualquier lugar es como entrar con un elefante en una cacharrería, conoce a todo el mundo, se cuela hasta la cocina y le da palique a todo el que haga falta, es un placer quedar con el para ir a comer y todo se convierte en una experiencia como minimo amena. Si a todo lo anterior le añades un motivo marinero todavía mejor pues tiene con quien hablar de su juvenil aventura como marmitón en un pesquero de Guetaria.
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El lugar es un auténtico bar de barrio con una barra atestada de gente tomando el blanco o esperando el turno de comer, las raciones no es que sean grandes es que son descomunales, la tapas siempre presentes en la barra, pero tapas no de la habituales, un tomate con cebolla, unos bocartes, tapas de sírvase usted mismo.
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En cuanto nos acomodaron una mesa nos sentamos, nos preguntan por el menú del día, que ese día incluía una marmita a la que ya había echado el ojo, pero decidimos tomar unas raciones entre los dos y a ver si nos servía una de marmita, el camarero nos observó que si pedíamos marmita poco más íbamos a comer, pero yo insistí a lo que accedió a ponernos una tapa para que la probáramos, la susodicha consistió en un plato sopero lleno de una excelente marmita con una ingente cantidad de bonito bien jugoso, cuando acabamos la tapa ya casi habíamos comido, Surgió el eterno dilema que si esto era marmita, marmite, sorropotun o marmitako, algo que me cabrea sobre manera pues todos son lo mismo, al ser un guiso de barco como tal es un guiso de fortuna hoy tendrá unas cosas y mañana otras dependiendo de la disponibilidad de los ingredientes, pero hay dos básicos, patatas y bonito, lo demás será lo que esté disponible.
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Y comenzamos con unos gambones, ración grandísima, yo calculo sobre medio kilo de gambon, si hay algo que me sorprendió de este bar fueron los puntos de cocción, excelentes, la plancha de estas gambas era perfecta, que nadie se llame a engaños unas gambas congeladas pero de buena calidad y excelente sabor, sabrosa y enorme ración, punto perfecto recomendable.
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Seguimos con unas almejas, en igual medida que la ración anterior, enorme, justa de punto y con una salsa similar a la verde pero carente de perejil, así en como yo las cocino, el perejil es algo que me sobra en todos los guisos de productos como las almejas, aporta demasiado sabor y cubre bastante el sabor de este bivalvo, si bien es verdad que el ajo que forma parte de la receta y la guindilla también aportan algún añadido a la salsa, no en igual medida que el perejil que es algo que siempre me ha estorbado en este tipos de guisos. Para mi paladar la mejor manera de saborearlas es bien crudas bien al vapor, pero así no las hacen en ningún lugar que conozca. Enorme ración y buenas almejas justa de punto y excelente sabor la salsa bien buena se unto lo suyo.
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Y para terminar una enorme ración de bocartes, unos bocartes grandes de origen cantábrico y con el punto que solo saben darle los maestros de la fritura, fritos pero jugosos, exultantes de sabor, no podíamos acabarlos, y eso que los dos somos grandes comedores, otra de las raciones recomendables.
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Al final terminamos hablando con nuestros vecinos de mesa que nos invitaban a unas pechugas de pollo que no podían acabar debido al tamaño de la ración del menú del día y a lo que nos negamos dada las situación de «FULL» de nuestros estómagos, resultaron ser unos chavales de ochenta y setenta y tantos que se dedican a hacer travesías de montaña por nuestra provincia, generalmente por Liébana pertenecientes a una peña de amigos cántabros y asturianos de los cuales eran los benjamines.
En resumen el lugar merece la pena tienes una buena atención unas raciones enormes y un buen precio, cualquiera puede decir que 63€ es bastante por una comida para dos, que lo es, pero quiero dejar claro que hay que ver las raciones, estoy seguro que para cuatro comensales podían haber comido perfectamente.
