Hemos Comido…en este restaurante que durante mucho tiempo fue un referente de calidad y de buenos precios hace ya más de veinte años, hoy en día mantiene un status basado en una calidad aceptable y unos buenos precios

Mi padre fue durante muchos años inspector de pesqueros y en casa algo de pescado sabemos, la única vez que he visto a mi padre perder la compostura ha sido en este sitio, con toda la razón del mundo, pero en aquel momento el restaurante contaba con otra dirección, indagando un poco en la red me encuentro con esto(Ya no esta presente el linkl) algo similar a lo que paso en su momento.

En esta ocasión no me tocó pasear a un pariente pero si a un cliente, empeñado en acudir a este lugar del que le habían hablado muy bien, total que nos dirigimos raudos al lugar, cercano al mío de trabajo, ya se sabe el cliente siempre tiene la razón. Nos acercamos en agosto de 2009 y estaba a rebosar, quedaba una única mesa libre y hacia ella nos dirigimos, el bullicio era impresionante, total que nos sentamos y acto seguido nos tomaron nota, de primero tomamos los dos sopa de pescado y salpicón de marisco. La sopa muy buena y cargada de tropezones, rape, almejas, alguna gambita, una sopa muy rica y de buen sabor, similar a la que solía hacer mi madre y de la que no tome el testigo.

El salpicón infame, no puedo decir más, en el momento en que me aparece surimi en el mismo está condenado, al acompañante le gustó, para gustos se ha hecho los colores, además del surimi cargado de aceite y vinagre, y acompañado de esas gambas congeladas peladas que se enroscan coma alma que lleva el diablo. De segundo tomamos una lubina muy bien de punto, con un pequeño toque de vinagre y acompañada de unos ajos, típico acompañamiento cántabro del pescado, muy buena me gustó tanto la calidad del pescado como el punto, el cliente quedo satisfecho en su totalidad y cada vez que hablo con el no hace otra cosa que recordármelo, la verdad es que a mí no me disgusto la visita, y el precio fue razonable tirando a bajo. El servicio al estar desbordado tardo bastante entre plato y plato excepto los primeros, pero resulta algo entendible teniendo en cuenta la situación y la hora al que llegamos, sobre las tres de la tarde. La espera al café se hizo larguísima.

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