Hemos Comido…en Somo en L’ArteSano, un restaurante caracterizado por su apuesta por la cocina italiana sana.
Jyulio 2017. Su cocina se basa en la oferta de productos ecológicos y una cocina italiana sana de calidad. La oferta está disponible en una pizarra que te entregan a modo de carta que recoge las elaboraciones del día y una serie de pastas diferentes (centollo, cigalas), todas las pastas son frescas, elaboradas en la cocina de este lugar.
A destacar las pastas extra de las que ya os hablaba al principio, la carbonara que según mis indagaciones está exquisita y cualquiera de las pastas frescas está de chuparse los dedos. No las he probado, a excepción de la que tenían ese día, pero por lo que pude preguntar a otros comensales, todas son artesanas cien por cien y todas de diez
Otra carta, también en formato pizarra, recoge las diferentes pizzas, todas ellas amasadas a mano. Sobre ellas no puedo opinar pues no probé ninguna.
Este es el primer italiano donde me sirven pan, un puntazo, pues con lo que había pedido se imponía un buen unte.
De primero un vitelo tonato con los siguientes ingredientes: aceituna, alcaparra, aceite de rico y poderoso sabor, de oliva por supuesto, pimiento rojo, huevo, paté de aceituna, cebollino y, por supuesto, lomos de atún. Esto genera una salsa que más que una salsa es un acompañamiento para la ternera cortada gruesa, con un suave marinado con el acompañamiento anterior, muy pero que muy bueno. Ésta claro que hay vida en la cocina italiana fuera de las franquicias habituales que básicamente lo único que consiguen es menospreciar una cocina mediterránea muy deseosa. El vitelo no creo haberlo probado igual nunca, delicioso.
De segundo lasaña con ragú de ternera y salsa de tomate italiana. La pasta estaba como para hacerle un monumento. El ragú resultó ser algo similar a la boloñesa, quizás hicieron el ragú y después lo picaron, pues el ragú como todos sabemos es un estofado. Venía acompañada de queso parmesano menos curado que lo habitual, para mí más rico, y lo verdaderamente extraordinario fue la pasta de textura aterciopelada, formando capas, multitud. Está claro que me ancandiló esta lasaña.
Aquí os dejo un corte de la lasaña, para que veais las capas de las que constaba.
Me gustó mucho esta comida fuera de los circuitos habituales de restaurantes italianos, está claro que hay vida fuera de las franquicias, y buena vida «la bella vita».
