Tercera jornada de cata gastronómica en el restaurante el Muelle.

Nuestro amigo Valentín ha cogido carrerilla y nos está deleitando con un mes de febrero fabuloso.

Restaunatante el Muelle Santander

Este viernes como interlocutor tuvimos a Don Alberto Fernández, jefe comercial de Makro, empresa que está apostando fuerte por el mundo del vino, un sumiller altamente cualificado y un habitual de estas jornadas, ataviado con un uniforme meticuloso y un tastevin de plata colgando de su cuello, la mar de sofisticado y elegante.

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Comenzamos por un Rueda Verdejo, de Segovia, nunca pensé que esta denominación alcanzaba la provincia segoviana, lo que dice mucho de estas jornadas para el aprendizaje del vino para los amateurs como yo; muy fresco y afrutado, digno acompañante de un puding casero de merluza y gambas, aperitivo extraordinario para comenzar la velada.

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A continuación, nos sirvió un vino denominación de origen Almansa llamado Laya, de Bodegas Juan Gil, con uva garnacha tintorera y Monastrell, suave y agradable a pesar de tener una graduación alcohólica del 14%, caracterizado por unos viñedos que se encuentran a una altitud entre 700 y 1000 metros. Nos trajeron un plato de chipirones encebollados con un poco de arroz blanco, muy ricos, qué apenas duraron un suspiro en el plato.

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Cambiamos de tercio y pasamos a un vino que ya conocía, El Pícaro de Bodegas Matsu, denominación de origen Toro, una bendición para mi paladar, con un precio muy asequible para todos los bolsillos y a pesar de ser una denominación muy marcada por sus rasgos típicos, se aleja bastante de esas sensaciones fuertes y toscas del Reino de León. Para acompañar uno de los platos estrella de la casa de Valentín, arroz negro con cachón, uno de mis preferidos, con su salsa ali oli en una bandejita aparte, quizás un poco bomba para cenar pero una velada así lo merecía.

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El cuarto vino de la noche era un desconocido de casi toda la mesa pero acabó siendo la grata sorpresa de la noche, un vino tinto Ribera del Duero, crianza, llamado Delecto, que tenía un gusto en boca muy redondo y especial gusto; además como todos los caldos de la noche con una relación calidad precio excelente, lo que quiere decir, que también se pueden degustar vinos de Ribera del Duero baratos. Para pasarlo tuvimos remate final con una ternera asada con parmentier, o para los no duchos en este asunto, redondo con puré de patatas y verduritas que acompañaban para acabar con una satisfacción plena con los salados.

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Para rematar la faena, un tostadillo de Potes para acompañar a un tiramisú francamente bueno, ya que yo, no suelo tomarlo, y no dejé ni las motas de cacao que decoraban el plato.

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Otra gran velada y otra vez, todo este festín de comida y bebida, por 30€ por comensal, una verdadera alegría para los amantes del buen yantar.

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Por Frank

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