Hemos Comido…en Tira do Cordel, exchiringuito y lugar de culto por parte de toda mi familia. Venir a Galicia y no comer en este restaurante es algo que resulta impensable.  

Abril 2018. Como siempre el extraordinario género que manejan en el restaurante se entrega directamente, en este caso almejas y berberechos que vimos como llegaban. Habitualmente, antes de comer subimos al faro y después nos dimos un paso por la playa de Langosteira.

Tira do Cordel Finisterre

Ya cerca de la hora nos acercamos para entrar lo antes posible, pues habitualmente se llena de gente y está claro que en hora punta hay que esperar más que entrando entre los primeros, ya que se acumulan las comandas.

Tira do Cordel Finisterre

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Blanco en la barra, un Ribeiro de nombre 68 coleccion de Viña Costeira que nos gustó tanto que comimos con él. Es un monovarietal de Treixadura. Fermentación tradicional en depósito de acero inoxidable a 18ºC, breve crianza sobre lías y posterior maduración en depósito. Un vino amarillo pajizo con reflejos verdosos. Aroma intenso, destacando su gran frutosidad donde sobresale la manzana. En boca es frutal y muy persistente,

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Nos situaron en el comedor exterior, donde pensé que íbamos a pasar frío, pero resultó estar perfectamente acondicionado.

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La carta continua como siempre la hemos conocido, habiendo una parte importante de producto de mercado, en ese caso depende de la marea y en esta ocasión la marea nos había traido unos productos maravillosos.

Tira do Cordel Finisterre

La comida comenzó con unos percebes de calidad superior. Recién cocidos y en su justo punto. Medio kilo, suficiente para empezar una comida única y de calidad sobresaliente, donde prima el producto del mar.

Tira do Cordel Finisterre

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Continuamos con unos berberechos. Estaban como nunca, tan buenos que nada más comenzar con esta ración pedimos otra igual.

Tira do Cordel Finisterre

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La siguinte ración, unas cigalas. Si se puede describir de alguna manera yo las definiria como únicas. Las queríamos a la plancha, pero las habían cocido todas nada más llegar, pero de todas formas las pedimos y fueron un acierto, cocidas a la perfección y en su punto, jugosas y de sabor pletórico.

Tira do Cordel Finisterre

Al final estaban tan buenas que se nos hicieron pocas y eso que eran un kilo, pero por muchas que fueran se nos harían pocas de todas formas, un producto de calidad sin par.

Tira do Cordel Finisterre

Y llegamos al final del salado, un cabracho. Una pieza de 1,2kg. que resultó ser el cabracho de mi vida, por ahora. Elaborado a la brasa, el aspecto realmente no es de lo más atrayente y si los ves en la brasa, todavía menos, pero el resultado es de matrícula de honor. Mis recuerdos de pescados siempre tienen que ver con este restaurante, el mejor besugo del que me acuero, la mejor lubina y ahora el mejor cabracho, o escarapote como le conocen por estas tierras.

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Al final de esta comida y en sintonía con todo lo anterior, dos postres de lujo. Una tarta de manzana que tomé yo.

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Y una ración enorme de tarta de queso al horno libre de gluten para mi acompañante.

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¿Qué podemos destacar de esta maravillosa comida? Nada y todo. Nada es destacable pues todo está al mismo nivel de calidad, de una calidad sublime y elaboración de matrícula de honor. Si tuviera que elegir o destacar algo de la comida y pensándomelo dos veces que quedaría con las cigalas, la cigala de Fisterra o la cigala del fin de mundo.

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Lo mires por donde lo mires es mucho dinero, pero no resulta caro dada la calidad de todo, precios de mercado y un RCP de lo más ajustado.

Por El Mule

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