Hemos Comido…en La Marimorena el mismo día que cenamos con su hermano en Azabache.

Abril 2016. No quisiera adelantar aconteciemientos, pero cualquiera de los dos merece una visita. Ya visitamos La Marimorena en una ocasión anterior y en aquella no pudimos desfrutar de un menú completo debido a que nos presentamos demasiado temprano y además con prisa.

Restaurante la Marimorena Santander

En esta ocasión teníamos todo el tiempo del mundo y ninguna prisa, dispuestos a probar alguna cosa de la que me habían hablado, pero ante la carta ignoré las recomendaciones.

Restaurante la Marimorena Santander

Dispone de una carta atrayente con una buena cantidad de raciones donde elegir, es un restaurantre más bien enfocado al picoteo, aunque dispone de un menú del día.

Restaurante la Marimorena Santander

Enseguida me fijé en unos mejilllones con coco y cilantro a por los que me tiré de cabeza, a ver a qué sabían.

Restaurante la Marimorena Santander

Los mejillones no estaban en su mejor época, estamos al final de la temporada pero aún así me resultaron deliciosos, elaborados al vapor del coco y con el sabor añadido del cilantro. Estupendos y algo nuevo, un toque diferenciador, un sabor perfecto para acompañar a un mejillón. Si te acercs y no los pruebas no sabes lo que te pierdes.

Restaurante la Marimorena Santander

Restaurante la Marimorena Santander

De seguno un tataki, también con su toque diferente, una reducción de miel. Lo vi en una pizarra y se me antojó, el atún me encanta y este resultó una auténtica delicia, una generosa ración, acompañado de tomate en dados y nuestro amigo wasabi, que picaba como el original. Otra elección de lo más acertada.

Restaurante la Marimorena Santander

Restaurante la Marimorena Santander

En resumen, cumplió con mis espectativas, cocina de calidad con distintas elaboraciones a lo habitual, muy buena mano, raciones generosas y  buen precio, al final pagué 28€ con una cerveza. Merece la pena y tiene al lado un aparcamiento.

Por El Mule

 

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